sábado, 18 de abril de 2015

Propias decisiones



La vida, como cualquier sendero largo que se debe recorrer, está llena de piedras, de baches,  de incertidumbre y de situaciones únicas en las que se tiene la sensación de no poder continuar recorriendo el camino que se tenía trazado. Muchas veces las circunstancias del destino, tal vez, te golpean tan fuerte que hacen que se piense que ya nada tiene sentido y que no vale la pena seguir adelante. Sin embargo, es la fuerza interior, la luz del alma, la energía que emana no de los músculos sino del corazón, las que hacen que se pueda continuar en la lucha y las que brindan ese poder de convicción necesario para creer que, en medio de las tinieblas y de la oscuridad más profunda, todavía existe un rayo de esperanza.

Nelson Mandela, aun en medio de su encierro junto con la posible impotencia y desasosiego que debió sentir en medio de las sombras más inimaginables, no se rindió, no se dio por vencido y se mantuvo firme ante los embates que le fueron propinados. Mantuvo su ideal y su plan intacto a pesar de las circunstancias y así logro lo impensado, lo que para nadie era posible, acabar con las diferencias externas, unificando el interior y propagando un mensaje de perdón, reconciliación y paz entre los seres humanos. Nada de lo que aquel hombre imagino y realizo hubiera sido posible si en la reclusión a la que había sido sometido de manera injusta, hubiera desistido de sus ideas, si en el momento en que su alma se encontraba herida, hubiera dejado atrás sus anhelos y sus ilusiones, si en el instante en que estaba a punto de caer al abismo, no se hubiera aferrado a sus sueños.

Algunas veces existirá la posibilidad de que lo que se haga, pueda contribuir al mantenimiento de la cohesión y la coherencia de los valores humanos. Otras veces los azares de la vida harán todo lo necesario para impedir que lo que se esté tratando de hacer pueda llevarse a cabo. Es precisamente en esas últimas situaciones en las que se tiene que mostrar la fortaleza interior de cada uno, buscar fuerzas en donde posiblemente no  se van a encontrar, para intentar salvar cada una de las metas y los sueños que se han propuesto.

Es indispensable que cada quien, como lo hizo Mandela, sea capaz de tomar las decisiones que lo afectan aun en medio del caos y aun sintiéndose al borde de la perdición, ya que solo de esta forma se podrá superar dicho momento, solo de esa manera se podrá liberar de los fantasmas que lo persiguen y se podrá emprender un nuevo camino en el que se tenga como propósito aplicar los ideales que se habían planteado.

Saber que “soy el amo de mi destino y el capitán de mi alma” como dice William Ernest Henley en su poema Invictus, será el punto de partida, pues una vez que cada quien se dé cuenta de que está en sus manos la posibilidad de cambiar el rumbo de su vida y con ello el rumbo de la vida de los demás, podrá llenarse de valor y de entusiasmo para continuar peleando y luchando aun en contra de los vientos fuertes, las caídas y los golpes contundentes que nos causan heridas tan profundas que creemos, a veces, que la vida en si misma ha llegado a su fin.

J.A.P Titavec

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